viernes, 17 de mayo de 2013

CUENTO: La Rosa


LA ROSA

 

Era una primavera muy cálida y Débora estaba allí, sentada en un banco del parque, ella era alta, de pelo lacio, largo y castaño, sus ojos eran grandes de color miel; le calculo unos 19 años. Estaba esperando a Xavier quien era de su misma edad, tenía el pelo negro, sus ojos eran pequeños del mismo color pero su piel era muy blanca. Débora no lo reconoció ya que no se habían visto desde que tenían 6 años pero Xavier recordaba esos enormes ojos color miel.

Estuvieron platicando un largo rato después de que Xavier  le refrescara la memoria a Débora y le recordara que él fue su amigo y compañero de juegos durante su infancia.

Durante la plática, Xavier no podía dejar de ver los penetrantes ojos miel de Débora y esta disfrutaba las palabras de Xavier.

No lo pensaron ni un momento mas y quedaron de verse la siguiente semana, mientras caminaban para dirigirse a su casa se encontraron un pequeño jardín y lo primero que vieron fue una gran rosa amarilla, Xavier se aproximo a ella, era suave, fresca y lo que más le sorprendió era que no tenía una sola espina. Después de tomarla no dudo en obsequiársela a Débora quien la olio y sintió una gran paz.

Era el día en que Xavier y Débora iban a verse y los dos llegaron muy puntuales al parque, esta vez fueron a tomar un café en un local cercano, después de disfrutar aquella plática, Xavier le pidió a Débora que fuera su novia, ella sin pensarlo mucho, accedió.

Al llegar a su casa Débora observo la rosa que Xavier le obsequio la semana anterior pero fue tan increíble para ella ver esa flor, ya que, en vez de que fuera amarilla era de color rojo.

Pasaron muchos meses y Débora había olvidado que su rosa se transformo de otro color; ellos ya tenían 20 años así que empezaron a planear su boda pensando en que todo marchaba bien en su noviazgo. Los padres de ambos no se opusieron aunque opinaban que eran muy jóvenes para casarse; ellos no hicieron caso de eso, ya que decían, estaban muy enamorados.

Cuando los dos cumplieron los 21 años de edad se casaron, fue una boda muy sencilla y breve. El padre de Xavier les compro una casa como regalo de bodas y al día siguiente Débora fue a dejar sus cosas, lo primero que desempaco fue su hermosa rosa que a pesar de los años se conservaba fresca y de un color rojo intenso.

El matrimonio de Débora y Xavier no iba del todo bien.

La joven no podía salir con sus amigas porque tenía que limpiar la casa y hacer la comida, de vez en cuando iban sus amigas a visitarla; ella se deprimía cada vez que alguna amiga le decía que estaba por terminar sus estudios ya que Débora tuvo que dejar la universidad para casarse; por otro lado, su marido la presionaba pues quería tener hijos pero ella se negaba rotundamente.

Un día, por tanta presión, Débora enfermo, estuvo en cama durante meses, casi siempre estaba dormida. Cuando se repuso lo primero que vio fue la rosa y ya no era de color rojo, esta vez era de color blanco. Días después el médico le informo a Xavier que su mujer era estéril.

Cuando Débora se recupero por completo trato de volver a ser como antes pero noto que Xavier había cambiado, se portaba indiferente con ella, casi nunca estaba en casa o llegaba a altas horas de la noche.

Desesperada, Débora le pregunto que que le ocurría; el no podía seguir mintiendo mas y le dijo que tenía otra familia porque ella no podía embarazarse y que lo mejor era que se separaran.

Débora comenzó a llorar al mismo tiempo que guardaba sus cosas para regresar a la casa de sus padres, pero antes visito el parque en el cual cometió el peor error de su vida: reencontrarse con Xavier.

En la mano izquierda llevaba la rosa de color blanco y después de recordar aquellos momentos vividos en ese parque dejo la rosa en una piedra, la cual al tener contacto con esta, se volvió color purpura.

Pasaron los años, el parque era ahora un terreno olvidado.

Pero yo seguía ahí, en esa piedra, ya no de color blanco, amarillo o purpura si no de un negro sombrío y recordando siempre aquella desafortunada historia de amor de la que fui testigo.

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