PSICOFONIA
Hace tiempo
tuve que mudarme, realmente no me molesto el cambio porque encontré una bonita
casa en un buen lugar, cuando recorrí esa calle me sorprendí al ver las casa
tan espectaculares pero ninguna se compara a la casa que esta junto a la mía.
La casa es
muy antigua, según lo que yo sé era el hogar de un español en la época de la
colonia, el murió en la guerra de la independencia, quedo abandonada por años;
mis vecinos llegaron a esta casa 3 años atrás. Son personas muy agradables; María
se hace cargo de toda la casa mientras su esposo, Mauricio va a trabajar;
siempre desconocí a que se dedicaba pero yo sabía que él era de carácter fuerte
y demasiado tradicional, ellos tenían una hija llamada Gisela de 19 años, era
muy extraña para mi gusto, solitaria y siempre vistiendo como si fuera a un
funeral. La ventana de su recamara se puede ver desde la mía por lo que pude
percatarme que nunca salía de allí.
Un día me pareció
ver a Gisela bailando y hablando sola, claro está que no me sorprendí mucho ya
que no la consideraba una persona normal. En unos meses me acostumbre a verla
haciendo todo tipo de cosas extrañas.
Era octubre y
empezaba a hacer mucho frio, así que decidí ir a mi cuarto ya que era el lugar más
caliente de mi casa, estaba a punto de dormir cuando escuche gritos, me asome
por la ventana y me di cuenta que Gisela y su padre discutían, solo tuve tiempo
de ver que azotaban la puerta y minutos después Mauricio y María se marcharon
de la casa.
Cerré la
ventana y trate de dormir pero era imposible, Gisela lloraba y lloraba, en
momentos gritaba tan fuerte que creí que se le acaba la voz. Decidí levantarme,
vestirme e ir a asegurarme de que Gisela estuviera bien.
Cuando me abrió
pude notar en su cara la desesperación y la tristeza que la invadía; si, es
cierto, ella era de lo más extraña pero siempre estaba de buen humor y verla así
me deprimió y a pesar de eso, me recibió de la mejor manera e hizo que fuéramos
a su cuarto, tal vez lo único que necesito por años era a alguien que la
escuchara porque inmediatamente empezó a contarme todo lo que había ocurrido en
los últimos años.
Era diciembre
de hace 3 años, una época fría para salir así que Gisela se quedo en casa,
cuando subió a su cuarto, alcanzo a ver una sombra reflejada en el ventanal,
era el fantasma del hombre que vivía allí en la época de la colonia; trato de
asustarla pero Gisela solo le sonrió, su reacción hizo que el fantasma
desapareciera.
Gisela se sorprendió
tanto que decidió no salir de su recamara hasta volver a ver a aquel fantasma.
La noche
siguiente apareció. Guísela se disponía a dormir y sintió una ola de viento
entrar por su ventana, inmediatamente pudo observar una sombra de color gris.
Cautelosamente
Gisela se acerco a él, este a su vez, se movió hacia otra parte.
Entonces Gisela
lo tranquilizo:
-no temas –
dijo sonriendo.
Así y solo así,
el fantasma por fin se quedo quieto.
-¿Cómo te
llamas? – le pregunto Gisela.
-Enrique –
dijo murmurando, casi en un suspiro
Ese día los
dos entablaron una amistad, la única que ambos tenían.
Enrique comenzó
a visitar a Gisela todos los días y pasaban horas charlando hasta que a Gisela la
vencía el sueño.
Enrique la
miraba dormir, se quedaba quieto en el cuarto solo observando cómo dormía pero
cuando ella despertaba, el ya se había ido.
Interrumpí a Gisela…
quería saber de que podía hablar una muchacha con un fantasma. Aunque antes de preguntárselo
me pregunte a mi mismo como es que había creído semejante historia, como no
puse en duda la existencia de un fantasma en aquella casa y como tome el tema
con tanta naturalidad.
-¿y de que
hablabas con él? – al fin me atreví a preguntar
-bueno, me
conto como era el mundo cuando el vivía, la guerra de independencia, la ciudad,
su afición por los bailes; yo le cuento como es todo ahora y se espanta. Cree lo
mismo que yo: que este mundo es de locos.
Solté una
risita y la deje proseguir con la historia.
Después de
muchos meses de conversar hasta la madrugada, Enrique propuso hacer algo
diferente.
-¿bailar? –
pregunto Gisela sorprendida
-¿Por qué no?
Hace mucho tiempo que no bailo… podemos intentarlo
Gisela se
negaba rotundamente pero Enrique la convenció…
-pero no hay música-
Gisela de verdad no quería hacerlo
- no se
necesita música
- no bailare
si no hay música
Enrique sonrió.
-está bien
Entonces Enrique
comenzó a cantar e inmediatamente Gisela pudo sentir una melodía en su
interior, jamás había bailado pero el ritmo dirigía sus pasos.
Entonces levanto
la mirada y vio a Enrique a los ojos y sintió
que flotaba.
Enrique, por
su parte, la miro y sonrió, se acercaron cada vez más hasta que los labios de Gisela
se juntaron con los labios de Enrique.
Ese día comenzó
su noviazgo.
En las
semanas posteriores, las cosas siguieron igual; platicaban de día y bailaban de
noche al ritmo de las canciones que Enrique cantaba.
Enrique le
propuso matrimonio a Gisela, ella acepto encantada.
Y esa noche,
justo esa noche se lo conto a sus padres.
Y ahora todo tenía
sentido para mí: las cosas extrañas que hacia Gisela, la discusión que tuvo con
su padre y porque la encontré llorando con desesperación.
Justo cuando termino
de contarme la historia, oímos que se abría la puerta de la casa así que
decidimos bajar para saber que sucedía; María y Mauricio estaban en la sala con
dos hombres vestidos de blanco que en cuanto vieron a Gisela se la llevaron;
entonces supe que iría directo a un hospital psiquiátrico.
Pero yo sabía
que Gisela no estaba loca, no lo estaba, yo creía en su historia.
Trate de
averiguar cómo estaba pero sus padres nunca quisieron decirme nada.
Y sin
embargo, tenía la certeza que Gisela estaba bien porque a media noche, cuando
todos dormían, podía oír a Enrique cantar, sabía que él le haría compañía a Gisela
y ella podría soportar todo lo que estaba padeciendo.
Un día me decidí
a visitarla, casia a escondidas le pregunte a una enfermera que salía del
cuarto donde Gisela dormía, que como iba su recuperación.
-utilizamos
la psicofonía y ha reaccionado bastante bien, hasta se ha puesto a bailar
-¿Qué es la psicofonía?-
pregunte
-son ruidos
de personas y otras cosas que la gente con un oído normal no alcana a
distinguir pero nosotros la usamos para tratar de de activar el cerebro de los
pacientes, muchos dicen que las voces son de personas del mas allá pero eso es ridículo.
Es solo un mito
Entendí entonces
porque funcionaba tan bien.
Una semana después
se cumplía un año de que internaran a Gisela, eran las 3 de la mañana y enrique
no había cantado, sabía que algo malo ocurría. Fui corriendo a la casa de María
y Mauricio e hice que fuéramos al hospital, me costó mucho trabajo
convencerlos.
Era tarde.
Gisela justo
a las 12 se había suicidado.
Pero yo sabía
que se había ido con Enrique, que finalmente pudieron estar juntos y que ni la
muerte los separaría…
**Basado en la canción “psicofonía” interpretada por
Gloria Trevi